La radioterapia utiliza rayos o partículas de alta energía (por ejemplo, rayos X) para destruir las células cancerosas. Se usa más a menudo para tratar a personas con cáncer de recto que con cáncer de colon. Para algunos casos de cáncer de recto y de colon, la quimioterapia en conjunto con la radioterapia puede ofrecer mejores resultados. El uso de estos dos tratamientos a la vez se conoce como quimiorradiación o quimiorradioterapia.
¿Cuándo se utiliza la radioterapia para tratar el cáncer colorrectal?
Radiación para el cáncer de colon
La radioterapia no se emplea a menudo para tratar el cáncer de colon, aunque puede que se use para ciertos casos específicos:
- Antes de la cirugía (usualmente junto con quimioterapia) para tratar de reducir el tamaño del tumor y facilitar su extracción.
- Después de la cirugía, si es que el cáncer se ha adherido a un órgano interno o a la capa del recubrimiento en el interior de la región estomacal (abdomen). Si esto ocurre, el cirujano no tiene forma de determinar con certeza si el cáncer ha sido extraído en su totalidad. La radioterapia se puede emplear para tratar de destruir cualquier célula cancerosa que puede que haya quedado.
- Durante la cirugía, aplicándose justo a la región donde se encontraba el tumor, para eliminar cualquier célula cancerosa que pudiera haber quedado. A esto se le conoce como radioterapia intraoperativa.
- Junto con la quimioterapia para ayudar a controlar el cáncer en personas que no tienen un estado de saludo lo suficientemente bueno como para someterse a una cirugía.
- Para aliviar los síntomas si el cáncer en etapa avanzada está causando obstrucción, sangrado o dolor en los intestinos.
- Para ayudar a tratar el cáncer que se ha propagado a otras áreas, tal como los huesos o el cerebro.
Radiación para el cáncer de recto
Para el cáncer rectal, la radioterapia es el tratamiento más común y puede que se utilice:
- Antes y/o después de la cirugía para ayudar a evitar que el cáncer regrese. En este caso, se administra a menudo junto con la quimioterapia. Actualmente, muchos médicos favorecen administrar la radioterapia antes de la cirugía, ya que puede hacer más fácil la extracción del tumor canceroso, especialmente si el tamaño o la localización del cáncer pueden dificultar la cirugía. En cualquiera de estos casos, los ganglios linfáticos adyacentes también reciben tratamiento.
- Durante la cirugía, aplicándose justo a la región donde se encontraba el tumor, para eliminar cualquier célula cancerosa que pudiera haber quedado. A esto se le conoce como radioterapia intraoperativa.
- Con o sin quimioterapia para ayudar a controlar los cánceres rectales en las personas que no están lo suficientemente saludables como para someterse a una cirugía o para aliviar los síntomas en las personas con cáncer avanzado que esté causando bloqueo intestinal, sangrado o dolor.
- Para volver a someter a tratamiento los tumores que hayan regresado en la región pélvica tras haberse sometido a radioterapia.
- Para ayudar a tratar el cáncer que se ha propagado a otras áreas, tal como los huesos o el cerebro.
Tipos de radioterapia
Se pueden usar diferentes tipos de radioterapia para tratar los cánceres de colon y de recto.
Radioterapia de rayos externos
Este tipo de radioterapia que se usa con más frecuencia en las personas con cáncer de colon o cáncer de recto. La radiación se dirige al cáncer desde una máquina que está fuera del cuerpo, y es como hacerse una radiografía, aunque la radiación es más intensa. Qué tan seguido y por cuánto tiempo una persona debe recibir radiación dependerá de la razón por la que se esté administrando, así como de otros factores. Podría ser que los tratamientos se repitan durante el transcurso de unos cuantos días o semanas.
Radioterapia interna (braquiterapia)
Este tipo de radioterapia podría usarse para tratar ciertos casos de cáncer rectal, pero se requiere de más investigación para entender cómo y cuándo mejor emplear la braquiterapia.
Para este tratamiento, una fuente radiactiva se coloca dentro de su recto al lado o dentro del tumor. Esto permite que la radiación llegue al recto sin pasar a través de la piel y otros tejidos del abdomen, haciendo que sea menos propensa a afectar los tejidos circundantes.
Radioterapia endocavitaria: para este tratamiento se coloca un pequeño dispositivo en el recto a través del ano para administrar radiación de alta intensidad por varios minutos. Esto normalmente se hace en cuatro tratamientos (o menos), permitiendo cerca de dos semanas entre cada tratamiento. Esto les permite a algunos pacientes, particularmente a los pacientes de edad avanzada, evitar la cirugía mayor y una colostomía. Este tipo de tratamiento se usa para tratar a algunos cánceres rectales pequeños. Algunas veces, también se puede administrar la radiación externa.
Braquiterapia intersticial: para este tratamiento, se coloca un tubo en el recto directamente en el tumor. Luego se colocan pequeñas semillas o gránulos de material radiactivo en el tubo durante varios minutos. La radiación se desplaza solamente a una distancia corta, lo que limita los efectos nocivos a los tejidos sanos circundantes. Algunas veces la radiación interna se usa para tratar a las personas con cáncer de recto que no están lo suficientemente saludables como para someterse a una cirugía. Esta terapia se puede realizar varias veces a la semana durante un par de semanas, aunque también es un procedimiento que se hace una sola vez.
Radioembolización
La radiación también se puede administrar durante un procedimiento de embolización. Puede consultar más información al referirse al contenido sobre ablación y embolización para tratar el cáncer colorrectal.
Efectos secundarios de la radioterapia
Si usted va a recibir radioterapia, es importante que hable con su médico con antelación sobre los posibles efectos secundarios de corto y largo plazo para que sepa qué puede esperar. Los posibles efectos secundarios de la radioterapia para el cáncer de colon y de recto pueden incluir:
- Irritación de la piel en el sitio donde se dirigieron los haces de radiación que puede ir desde enrojecimiento hasta ampollas y descamación
- Dificultad para que las heridas cicatricen si la radiación se administró antes de la cirugía.
- Náusea
- Irritación rectal que puede causar diarrea, evacuaciones dolorosas, o sangre en las heces fecales
- Incontinencia intestinal (fuga de heces fecales)
- Irritación de la vejiga que puede causar problemas como sensación de tener que orinar frecuentemente, ardor o dolor al orinar o sangre en la orina
- Cansancio (agotamiento)
- Problemas sexuales (dificultades para lograr erecciones en los hombres e irritación vaginal en las mujeres)
- Cicatrización, fibrosis (endurecimiento) y adherencias que ocasionan que los tejidos del área tratado se peguen entre sí.
La mayoría de los efectos secundarios deben mejorar con el tiempo tras haber finalizado el tratamiento, aunque es posible que algunos problemas no desaparezcan completamente. Si usted nota cualquier efecto secundario, informe a su médico inmediatamente para que se puedan tomar medidas que reduzcan o alivien estos problemas.