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Cirugía para el cáncer de páncreas

Para el cáncer pancreático, se pueden emplear dos tipos generales de cirugía:

  • La cirugía potencialmente curativa se usa cuando los resultados de los exámenes y las pruebas sugieren que es posible extraer (resecar) por completo el cáncer.
  • La cirugía paliativa puede realizarse si los exámenes  muestran que el cáncer se extendió demasiado como para extraerlo completamente. Esta cirugía se hace para aliviar los síntomas o para prevenir ciertas complicaciones, como el bloqueo del conducto biliar o los intestinos, pero el objetivo no es curar el cáncer.

Laparoscopia para la estadificación

Para determinar qué tipo de cirugía puede ser mejor, es importante saber la etapa (extensión) del cáncer. Sin embargo, puede ser difícil determinar la etapa del cáncer pancreático de manera precisa mediante los estudios por imágenes. A veces se hace una laparoscopia primero para ayudar a determinar la extensión del cáncer y si es resecable.

Para este procedimiento, el cirujano hace varias incisiones (cortes) pequeñas en el abdomen (vientre) e inserta instrumentos largos y delgados. Uno de los instrumentos tiene una pequeña cámara de video en el extremo para que el cirujano pueda observar dentro del abdomen y examinar el páncreas y otros órganos.  Las muestras para biopsias de tumores y otras áreas anormales pueden mostrar cuán lejos se ha propagado el cáncer.

Cirugía potencialmente curativa

Los estudios han demostrado que extraer solo parte del cáncer pancreático no ayuda a los pacientes a prolongar el tiempo de vida.  Por lo tanto, la cirugía potencialmente curativa se realiza solamente si el cirujano cree que se puede extraer el cáncer por completo.

Esta es una cirugía muy compleja y puede ser muy difícil para los pacientes. Puede causar complicaciones y la recuperación total puede tomar de semanas a meses. Si está considerando someterse a este tipo de cirugía, es importante sopesar cuidadosamente los beneficios y los riesgos potenciales.

Menos de 1 de cada 5 cánceres de páncreas parecen estar confinados al páncreas al momento de descubrirlos. Aun así, no todos estos cánceres  resultan ser realmente resecables (que se  puedan extraer completamente). A veces, después de que el cirujano comienza la operación, se da cuenta de que el cáncer se ha extendido demasiado como para extraerlo por completo. Si esto ocurre, es posible que se suspenda la cirugía, o el cirujano podría continuar con una operación más sencilla con el objetivo de aliviar o prevenir síntomas (lea “Cirugía paliativa”). Esto se debe a que sería muy poco probable que la operación planeada cure el cáncer, y podría resultar en efectos secundarios graves. También prolongaría el periodo de recuperación, lo que podría atrasar otros tratamientos.

La cirugía ofrece la única oportunidad realista de curar el cáncer de páncreas, aunque no siempre conduce a una cura. Incluso si se extirpa todo el cáncer visible, a menudo algunas cuantas células cancerosas ya se han propagado a otras partes del cuerpo. Estas células pueden con el tiempo crecer hasta convertirse en nuevos tumores, lo que puede ser difícil de tratar.

La cirugía curativa se realiza principalmente para tratar los cánceres localizados en la cabeza del páncreas. Debido a que estos cánceres se encuentran cerca del conducto biliar, a menudo causan ictericia, lo que a veces permite que se detecten lo suficientemente temprano como para poder extraerlos completamente. Las cirugías para otras partes del páncreas se mencionan a continuación, y estas se llevan a cabo si es posible extraer totalmente el cáncer.

Cirugía con la técnica de Whipple (pancreatoduodenectomía)

Este es el tipo de operación más común para extirpar un cáncer en la cabeza del páncreas.

Durante esta operación, el cirujano extrae la cabeza, y a veces el cuerpo del páncreas. También se extraen estructuras adyacentes, como parte del intestino delgado, parte del conducto biliar, la vesícula biliar, los ganglios linfáticos cercanos al páncreas, y a veces parte del estómago. El próximo paso consiste en conectar el conducto biliar y el páncreas al intestino delgado de manera que la bilis y las enzimas digestivas puedan entrar al intestino delgado. Las partes del extremo del intestino delgado (o el estómago y el intestino delgado) se vuelven a conectar para que los alimentos puedan pasar por el tracto digestivo.

Con más frecuencia, esta operación se lleva a cabo a través de una incisión grande (corte) en la mitad del abdomen (vientre). En los principales centros de cáncer, algunos médicos también realizan la operación laparoscópicamente que a veces se conoce como cirugía mínimamente invasiva (consulte ¿Qué avances hay en las investigaciones sobre el cáncer de páncreas?).

La cirugía con la técnica de Whipple es un procedimiento muy complejo que requiere de un cirujano con mucha habilidad y experiencia. Conlleva un riesgo relativamente elevado de complicaciones que pueden poner en peligro la vida. Cuando la operación se realiza en hospitales pequeños o por médicos con menos experiencia, hasta 15% de los pacientes podrían morir como consecuencia de complicaciones quirúrgicas. Por otro lado, cuando esta operación se realiza en centros oncológicos por cirujanos con experiencia en el procedimiento, menos del 5% de los pacientes mueren como consecuencia directa de la cirugía.

Para obtener los mejores resultados, es importante que lo atienda un cirujano experimentado en un hospital donde se realicen muchas de estas operaciones. En general, las personas que se someten a este tipo de cirugía tienen mejores resultados cuando están en un hospital donde se realizan al menos de 15 a 20 procedimientos con la técnica de Whipple por año.

Aun así, incluso en las mejores circunstancias, muchos pacientes presentan complicaciones de la cirugía que pueden incluir:

  • Fugas de las varias conexiones entre órganos que el cirujano tiene que hacer
  • Infecciones
  • Sangrado
  • Dificultad para que el estómago se vacíe después de comer
  • Problemas para digerir algunos alimentos (que podrían requerir tomar algunas pastillas para ayudar con la digestión)
  • Pérdida de peso
  • Cambios en los hábitos normales de evacuación
  • Diabetes

Pancreatectomía distal

En esta operación, el cirujano extirpa sólo la cola del páncreas o la cola y una porción del cuerpo del páncreas. Generalmente el bazo también se extirpa. El bazo ayuda al organismo a combatir infecciones.  Por lo tanto, si se extirpa el bazo usted tendrá un mayor riesgo de infección con ciertas bacterias. Para atender este problema, los médicos recomiendan que los pacientes reciban ciertas vacunas antes de esta operación.

Esta cirugía se usa para tratar cánceres que se encuentran en la cola y el cuerpo del páncreas. Desafortunadamente, muchos de estos tumores por lo general ya se han extendido al momento en que se encuentran y la cirugía no siempre es una opción.

Pancreatectomía total

En esta operación se extrae el páncreas por completo, así como la vesícula biliar, parte del estómago e intestino delgado y el bazo. Esta cirugía puede ser una opción si el cáncer se ha propagado por todo el páncreas, pero aún se puede extraer. Sin embargo, este tipo de cirugía se usa con menos frecuencia que otras operaciones porque no parece ser una ventaja importante extraer el páncreas por completo. Además, esta operación puede ocasionar efectos secundarios graves.

Es posible vivir sin el páncreas. Sin embargo, cuando el páncreas se extirpa por completo, a esas personas se les deja sin células de los islotes que son las productoras de insulina y otras hormonas que ayudan a mantener seguros los niveles de azúcar en la sangre. Estas personas llegan a padecer diabetes que puede ser difícil de manejar debido a que dependen totalmente de inyecciones de insulina. Las personas que se han sometido a esta cirugía también necesitan tomar enzimas pancreáticas en forma de pastilla para ayudarlas a digerir ciertos alimentos.

Antes de someterse a esta operación, su médico le recomendará previamente ciertas vacunas, debido a la extirpación del bazo.

Cirugía paliativa

Si el cáncer se ha propagado demasiado como para extraerlo completamente, cualquier cirugía considerada será con fines paliativos (con el propósito de aliviar los síntomas). Debido a que el cáncer de páncreas puede propagarse rápidamente, la mayoría de los médicos no aconseja la cirugía mayor con fines paliativos, especialmente para las personas que no gozan de buena salud.

Algunas veces se puede comenzar la cirugía con la esperanza de curar al paciente, pero después de iniciar la operación el cirujano descubre que no es posible. En este caso, el cirujano puede realizar una operación paliativa menos extensa, conocida como cirugía de derivación, para ayudar a aliviar los síntomas.

El cáncer que crece en la cabeza del páncreas puede bloquear el conducto colédoco en su paso por esta parte del páncreas. Esta obstrucción puede causar dolor y problemas digestivos debido a que la bilis no llega al intestino. Los químicos de la bilis también se acumularán en el cuerpo, causando ictericia, náuseas, vómitos y otros problemas. Hay dos opciones principales para aliviar la obstrucción del conducto biliar en esta situación:

Colocación de una endoprótesis

El método más común para desobstruir el conducto biliar no es una cirugía real. En cambio, se coloca una endoprótesis (stent, un tubo pequeño que usualmente está hecho de metal) dentro del conducto para mantenerlo abierto. Por lo general se coloca por medio de un endoscopio (un tubo flexible y largo) mientras usted está sedado. A menudo, esto es parte de una colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (ERCP). El doctor desliza el endoscopio a través de la garganta hasta llegar al intestino delgado. A través del endoscopio, el médico puede entonces colocar la endoprótesis en el conducto biliar. La endoprótesis también se puede colocar a través de la piel durante una colangiopancreatografía transhepática percutánea (PTC). (Consulte Pruebas para el cáncer de páncreas).

La endoprótesis ayuda a mantener abierto el conducto biliar aun cuando el cáncer circundante ejerza presión al conducto. Sin embargo, después de varios meses, la endoprótesis puede obstruirse, y tal vez sea necesario  desbloquearlo o reemplazarlo. También se pueden usar endoprótesis de mayor tamaño para mantener abiertas partes del intestino delgado si es que están en peligro de ser bloqueadas por el cáncer.

Una endoprótesis del conducto biliar también se puede colocar para ayudar a aliviar la ictericia antes de realizar la cirugía curativa (lo que usualmente ocurre varias semanas más tarde). Esto puede ayudar a reducir el riesgo de complicaciones a causa de la cirugía.

Cirugía de derivación

En las personas que están lo suficientemente saludables, otra opción para aliviar una obstrucción del conductor biliar consiste en realizar una cirugía para desviar el flujo de la bilis desde el conducto colédoco directamente al intestino delgado y así circundar al páncreas. Por lo general, este procedimiento requiere que se haga una incisión (corte) grande en el abdomen que puede requerir varias semanas para la recuperación. Algunas veces se puede llevar a cabo la cirugía a través de varios cortes pequeños realizados en el abdomen mediante el uso de instrumentos quirúrgicos largos y especiales. (Esto se conoce como cirugía laparoscópica o cirugía mínimamente invasiva).

A menudo, la colocación de una endoprótesis es más fácil y la recuperación es más corta, razón por la cual este procedimiento se realiza con más frecuencia que la cirugía de derivación. No obstante, la cirugía puede ofrecer algunas ventajas, tales como:

  • A menudo puede ofrecer un alivio más duradero que una endoprótesis, la cual podría requerir limpieza o reemplazo
  • Podría ser una opción si por alguna razón no es posible colocar una endoprótesis
  • Durante la cirugía, es posible que el cirujano pueda cortar algunos de los nervios que rodean el páncreas o inyectarlos con alcohol. Debido a que el cáncer pancreático a menudo causa dolor si llega a estos nervios, este procedimiento puede reducir o eliminar cualquier dolor causado por el cáncer.

Algunas veces, durante la operación también se desconecta el extremo que conecta al estómago con el duodeno (la parte inicial del intestino delgado) y se reconecta con una porción del intestino delgado que se encuentra más abajo. Esto se conoce como una derivación gástrica. La derivación gástrica se hace porque con el pasar del tiempo el cáncer puede crecer lo suficientemente como para bloquear el duodeno, lo que puede causar dolor y vómitos y a menudo requiere cirugía urgente. Algunas veces hacer una derivación (bypass) del duodeno antes de que esto ocurra, puede ayudar a evitar esto.

Aun así, una cirugía de derivación puede ser una operación compleja. Por lo tanto, resulta importante que usted esté lo suficientemente saludable para tolerarla, y que hable con su médico sobre los posibles beneficios y riesgos antes de someterse a la cirugía.

Para más información sobre cirugía como tratamiento para el cáncer, consulte Cirugía contra el cáncer.

 

Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society

Nuestro equipo está compuesto de médicos y enfermeras con postgrados y amplios conocimientos sobre el cáncer, al igual que de periodistas, editores y traductores con amplia experiencia en contenidos médicos.

 

Mauro LA, Herman JM, Jaffee EM, Laheru DA. Chapter 81: Carcinoma of the pancreas. In: Niederhuber JE, Armitage JO, Dorshow JH, Kastan MB, Tepper JE, eds. Abeloff’s Clinical Oncology. 5th ed. Philadelphia, Pa. Elsevier: 2014.

National Cancer Institute. Physician Data Query (PDQ). Pancreatic Cancer Treatment – for Health Professionals. 2018. Accessed at https://www.cancer.gov/types/pancreatic/hp/pancreatic-treatment-pdq on November 1, 2018.

National Comprehensive Cancer Network. NCCN Clinical Practice Guidelines in Oncology: Pancreatic Adenocarcinoma. V.2.2018. Accessed at https://www.nccn.org/professionals/physician_gls/pdf/pancreatic.pdf on November 1, 2018.

Winter JM, Brody JR, Abrams RA, Lewis NL, Yeo CJ. Chapter 49: Cancer of the Pancreas. In: DeVita VT, Lawrence TS, Rosenberg SA, eds. DeVita, Hellman, and Rosenberg’s Cancer: Principles and Practice of Oncology. 10th ed. Philadelphia, Pa: Lippincott Williams & Wilkins; 2015.

Actualización más reciente: febrero 11, 2019

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